viernes, 24 de octubre de 2008

DEPRECION ECONOMICA DE LOS AÑOS 30

Entre las herencias dejadas por la primera guerra mundial, se cuentan una serie de transformaciones, paradojas y contradicciones que hicieron sentir la fragilidad del nuevo orden internacional. El signo de cambio más evidente, aparte de la desaparición de los imperios centroeuropeos, fue la transformación de los estados unidos en primera potencia mundial. En 1914, este país debía a Europa 3000 millones de dólares; mientras que en 1918, el viejo continente debía a estados unidos entre 12000 y 14000 millones de dólares. De gran deudor, se transformo en la principal potencia acreedora del mundo. Sus aliados en Europa, Inglaterra y Francia, no habían logrado traducir en la misma proporción la victoria militar y los avances económicos; por el contrario, algunos investigadores sostienen que fueron sus economías las más perjudicadas con la guerra. La millonaria deuda contraida con EE.UU y la difícil reconversasion de la industria de guerra en una industria verdaderamente productiva, terminaron por obligar a ingleses y galos a reducir el monto de las indemnizaciones de la guerra impuestas a Alemania en 1921. De otra forma, la destruida economía alemana no habría podido saldar sus obligaciones con las potencias triunfantes.

Gran parte de la deuda Europea se pago con nuevos prestamos norteamericanos y así, a partir de 1924, la inversión, el consumo y la reactivación económica lograda basándose en créditos, aparentaban haber llegado a niveles de normalidad. En tan paradójica situación, la sociedad de naciones admitió la presencia de Alemania en el entendido de que la restauración de la economía internacional se lograría sobre bases de consenso y colaboración. En esta ilusoria época de prosperidad, los franceses solían decir “París esta de fiesta”. Una prosperidad, sin embargo que sería bastante efímera.

La caída de la bolsa de Nueva York, en 1929, fue el punto de partida de una crisis económica que se convirtió en una larga depresión, la mayor trascendencia que el capitalismo había sufrido hasta entonces. Afecto a todo los países, a todos los sectores económicos, a todas las clases sociales. Su intensidad fue de tal magnitud que provoco una profunda transportación en el sistema capitalista. La catatrosfe no solo adquirió dimensiones económicas y sociales, sino también emocionales e ideológicas y desintegro la confianza de la prosperidad americana. Además con la depresión agravo la crisis del estado liberal y favoreció el ascenso del nazismo, que condujo a la segunda guerra mundial.

Los Signos que presagian la depresión
Los avances de la técnica, la producción en serie y la extraordinaria cosecha de divisas que los Estados Unidos obtenía de los deudores europeos, marcaron el fuerte ritmo de crecimiento de la economía norteamericana. En la década de los veinte los sucesivos gobiernos republicanos de Warren Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover, volvieron al país a su tradicional aislacionismo y consagraron todas sus energías y fuerzas a la expansión económica. La reserva de oro norteamericana que era de 1800 millones de dólares en 1919 alcanzo en 1928 a los 4500 millones, es decir, la mitad del oro acuñado en el mundo entero. En 1925, los estados unidos aportaban a la economía mundial mas de la mitad del hierro, carbón, acero, cobre, petróleo, y algodón, mientras que la población de los estados unidos no sobrepasaba el 5% de la población mundial.
Por otra parte, en las 2 primeras decadas de este siglo, América latina había desarrollado un régimen económico basado en la monoexportación de materia primas tales como frutas, café, azúcar, caucho, petróleo, cobre y estaño, que vendían a bajisimos precios al país del norte. A su vez, estos países constituían magníficos mercados para los productos manufacturados de los norteamericanos.

Este ambiente donde la prosperidad parecía eterna, el ciudadano medio de estados unidos compraba, indiferentemente y a crédito, radios, automóviles y cuanta manufactura ofrecía la poderosa industria de su país. En el mismo periodo el mercado bursátil, la compra-venta de las acciones de la bolsa de valores, se había desarrollado en forma tan sorprendente como la producción industrial y, en vista que las cotizaciones de las acciones subían con regularidad, cundió entre la población la fiebre irresistible de invertir en la bolsa de valores. La sostenida demanda hizo subir a las acciones a alturas increíbles, sin que los especuladores, profesionales o aprendices, sospechaban que estaban levantando un castillo de naipes que luego se derrumbaría.
El Crack de 1929

La crisis bursátil sorprendió a una sociedad sumergida en el optimismo de la aparente prosperidad. Fue, a la vez, resultado y efecto de la debilidad de la economía americana, cuyos signos precursores se anunciaban desde 1925.

En la fase expansiva de los años veinte, el volumen de inversiones fue muy elevado, gracias a las altas ganancias obtenidas a causa del incremento de la productividad y de la moderación de los salarios. Pero esta situación ayudada por las elevadas tasas de paro provocó que la producción fuera superior a la demanda.

Hacia 1928 comenzaba a manisfestarse la primera señal de contradicción económica en áreas como la construcción y las industrias que la complementaban. A comienzos de 1929 fue evidente una disminución de las ventas del cobre y del acero lo que llevo a los accionistas a una especulación bursátil (Comprar acciones a bajo precio con el objetivo de revender a un mejor precio en un breve periodo de tiempo) y la estabilización de la Bolsa de valores de Nueva York. La confianza en una aparente prosperidad de la situación económica favoreció un aumento de la concesión de créditos. Sin embargo el alza del valor de las acciones no correspondía a de la actividad económica del país. El precario equilibrio entre la bolsa y la realidad económica, cada vez más critica, provoco el hundimiento de los valores de las acciones de la bolsa de Nueva York sin embargo a pesar de estos primeros signos, los especuladores todavía compraban acciones.

Con el tiempo algunos profesionales financieros pensaron que tal vez fuera más rentable invertir en otros activos fuera de la bolsa por lo que empezaron a vender sus activos bursátiles. Se inicio un fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez menores y al día siguiente denominado jueves negro se vendió el doble. El lunes se vendieron nueve millones de acciones; el precio de éstas había caído en más de 14.000 millones de dólares en menos de una semana. En el `martes negro' se colapsó la Bolsa; el precio de las acciones de las mayores empresas, como General Electric o Woolworth, también cayó. Ese día se vendieron más de 16 millones de acciones, con una pérdida de valor superior a los 35.000 millones de dólares. Lo ocurrido en Wall Street se reprodujo de una forma vertiginosa en las demás bolsas de Estados Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.

Para 1932 unos 5000 bancos norteamericanos habían desaparecido, centenares de industrias cerraron su puertas y decenas de miles de trabajadores quedaban en la cesantía. La crisis siguió hasta 1933 y provoco una ruina de millones de grandes y pequeños inversionistas;

LA EXTENSION DE LA CRISIS

La crisis bursátil se extendió pronto a todos los sectores de la economía americana, dando lugar a un círculo vicioso que originó una profunda depresión. (Anexo Nº )

- Crisis financiera. La no-devolución de préstamos por los inversores arruinados provocó la quiebra del sistema bancario y, al mismo tiempo, quiebras empresariales en cadena por falta de financiación. La falta de liquidez afectó al consumo y a las inversiones, y tuvo como consecuencia inmediata la caída de la producción.

- Crisis industrial y comercial. La reducción de la demanda aceleró el descenso de los precios, lo que provocó la disminución de beneficios y, por tanto, se contrajo la actividad empresarial. Esta situación incrementó la tasa de paro que, junto con la bajada de salarios, contrajo, a su vez, la capacidad de compra. Como consecuencia aumentaron los stocks y se redujo aún más la producción industrial.

- Crisis agrícola. La caída de los precios afectó con más virulencia a la agricultura, sector que vivía una crisis de sobreproducción desde 1925.
Los vínculos de interdependencia existentes en la economía mundial propagaron con rapidez la crisis americana a otros continentes, principalmente a Europa y sus colonias.
La crisis financiera de Estados Unidos provocó la reducción de préstamos a Europa y la repatriación de capital norteamericano invertido en el extranjero. Ello motivó quiebras empresariales y bancarias y devaluaciones monetarias, y privó a la mayoría de los países europeos de sus medios habituales de pago. Los efectos de la crisis industrial también se notaron en los países europeos que, al igual que Estados Unidos, adoptaron medidas proteccionistas para intentar potenciar la producción nacional. Entre 1929 y 1932, el comercio mundial se redujo en dos terceras partes. Austria y, sobre todo, Alemania fueron los países europeos más afectados por la crisis, ya que sus economías se basaban en las aportaciones de capital norteamericano. Gran Bretaña intentó frenar la crisis con una rápida devaluación de la libra, que relanzó sus exportaciones. En Francia, las repercusiones fueron más tardías.

Así pues, toda Europa, con excepción de la URSS, se vio envuelta en la crisis. Ésta se extendió también a América Latina y a las colonias cuando el retroceso de la demanda hizo caer la producción y el precio, hasta un 60%, de las materias primas y los productos agrícolas.

LAS CONSECUENCIAS SOCIALES Y POLITICAS

Las consecuencias sociales fueron devastadoras a escala mundial. El descenso de los salarios y el desempleo fueron fenómenos generalizados, que empobrecieron a miembros de todas las clases sociales (Anexos Nº - - ). Buena parte de la clase obrera y los campesinos sufrió la miseria y la indigencia, mientras que las clases medias (funcionarios, profesionales liberales, pequeños empresarios, etc.) iniciaron un proceso de proletarización (Anexo Nº ). Las marchas del hambre se sucedían en Estados Unidos y Europa. En Norteamérica se contabilizaba más de un millón de personas sin hogar, que se hacinaban en barracas (ciudades de lata) en los extrarradios urbanos (Anexo Nº ). Por otra parte, las desigualdades sociales se acentuaron, ya que la diferencia de nivel de vida entre ricos y pobres era cada vez mayor.

Aunque hubo una respuesta social (manifestaciones, huelgas, motines...), también se dio una fuerte represión patronal y gubernamental, ante el temor a los ideales comunistas (peligro rojo). Esta situación, unida a la desconfianza en las soluciones que pretendían aportar los sindicatos, explica en parte que la contestación social quedase dispersa y no diese lugar a un verdadero movimiento revolucionario.

La Gran Depresión, y su secuela social, conmocionó también el orden político que sustentaban la economía capitalista. La ineficacia de la mayor parte de los gobiernos para actuar contra la crisis llevó a la población a cuestionar la democracia liberal y a buscar soluciones en ideologías extremistas, anticapitalistas y antidemocráticas, que defendían Estados autoritarios, ya fueran de tendencia comunista o fascista.

Durante la década de los años treinta, en la mayoría de los países europeos los regímenes políticos democráticos fueron sustituidos por regímenes autoritarios, generalmente de ideología fascista, gracias al apoyo de los grupos políticos conservadores de derechas, que veían el comunismo como una amenaza a la estabilidad política y a su estatus social.

CRISIS DE LOS TREINTA

A partir de la década de los ochentas la economía mundial ha crecido lentamente.

El acontecimiento que desfasó el patrón oro fue la primera guerra mundial e inicio de un conflicto internacional, que traspaso tal guerra.

La depresión se produjo por políticas económicas y no por problemas estructurales de la economía entre guerras. La depresión fue tan profunda por la adhesión inamovible al patrón oro por parte de las autoridades fiscales y monetarias de los grandes países industriales. Se trato de deflactar la economía y llegar a un equilibrio internacional, logrando solo así deflactar la economía.

Se genera tal depresión por la incapacidad de adaptar políticas económicas viables y racionales.

Con la adopción de regímenes de políticas macroeconomicas y expansivos de carácter socialista, unieron la dirección de la economía con la preocupación por
el trabajador. ¡ Se debe comprender el funcionamiento del sistema capitalista, para evitar una crisis !.

CAUSAS DE LA GRAN DEPRESION

“ Gran depresión llamada por Churchill la segunda guerra de los años treinta “.
Los orígenes de esta depresión están marcados por la problemática de la primera guerra mundial, conflictos creados por la guerra y el tratado de Versalles, la victoria del partido nacional socialista en Alemania que se extiende hasta la segunda guerra mundial y también la interacción de la economía y la política. La disminución en el nivel de la producción agregada de las principales economías industriales: Estados Unidos, Alemania, Francia e Inglaterra, aumentan las tasas de desempleo industrial, se genera una perdida de producción.

Los cambios en la producción tuvieron una variabilidad similar al de los movimientos de los precios, existió una tasa de deflación en estas naciones entre 1929 y 1931, este movimiento deflacionario, marca la historia de la gran depresión.

Surge la teoría macroeconomía dada en tres niveles:
· Hubo una construcción de modelos económicos de series temporales.
· Se diferencio entre acciones y regímenes.
· Se introdujeron modelos explícitos.

El impulso de la gran depresión fue consecuencia de un gran shock.

ECONOMIA INESTABLE: Durante las guerras la economía estuvo sometida a shocks deflacionarios, Keynes le atribuyo a la caída de la inversión la gran depresión, esto dado por elevados tipos de intereses, beneficios de la inversión en descenso, estructuras políticas de reserva federal, escasez de oro fuera de Estados Unidos y otros países.

El patrón oro tiene cinco características:

· Libre flujo de oro entre individuos y países.
· Valores fijos entre monedas nacionales y el oro.
· Falta de una organización internacional coordinadora.
· Asimetría entre los países con déficit y excedentes en la balanza de pagos.
· Mecanismo de ajuste para un país deficitario, en lugar de la devaluación; es decir, la elección de la deflación en lugar de la devaluación.

Robins dijo que una gran flexibilidad de las tasas salariales reduciría considerablemente el desempleo, el mismo Robins insistió en que no solo las tasas salariales, sino los precios deberían ser flexibles y así mantener el poder adquisitivo del consumidor.

El patrón de oro era una forma de organizar los mercados financieros internacionales, luego surge el sistema de cambio, el cual se dio en el periodo entre guerras. La primera guerra mundial fue el conflicto sostenido que supuso la segunda guerra de los años treinta.

El patrón de oro fue suspendido en las principales potencias durante la guerra, esta fue una
interrupción transitoria, pero esta se prolongo y con las metas centrales de la política económica de después de la guerra lo restablecieron, hubo escasez de oro y todo se dirigió a países que mantenían reservas de oro como divisas.

La guerra modifico la demografía, la producción agrícola y los movimientos de capital internacional. En Estados Unidos, Inglaterra y Alemania la agricultura, paso de la prosperidad a la pobreza.

En 1914 con la guerra, no se ocasiono la depresión pues las políticas iban acorde con las guerra. El oro afluyo a Estados Unidos, cuando se generalizaron las hostilidades en Europa, se fijo el precio de la libra de oro.

Estados Unidos entro en depresión y se prohibió la exportación de oro, para que después de la guerra se restablezca las condiciones para mantener un patrono de oro efectivo, entonces la alternativa de restaurar la maquinaria de preguerra era la inflación crediticia, salida de oro extranjero. Se dio el control de exportación del oro y plata.

La depresión de los años treinta había sido la mayor crisis económica que había experimentado el mundo hasta ese entonces, por esa época la economía mas sólida era la antigua Unión Soviética mientras que las economías occidentales estaban en una situación caótica al borde del colapso.
Ahí que tener en cuenta que la economía de aquella época no era tan moderna como la de hoy en día, por lo cual no disponía de teorías tan estudiadas y perfeccionadas por lo cual no se podían explicar problemas como el desempleo.

Los economistas de la época sugerían aumentar el gasto publico para controlar y disminuir el desempleo pero no podían justificar el porque.
“… fue un periodo de miedo y oscuridad, ya que el mundo occidental luchaba contra la mayor depresión conocida hasta entonces… se pensaba claramente que intentando comprender desde un punto de vista científico el fenómeno del desempleo general, no solo se hacia una aportación intelectual, sino que se abordaba también un problema critico que ponía en peligro la propia existencia de la civilización occidental “ .

Según esto keynes tenia muy claro el problema y las consecuencias que este podría tener sobre el mundo occidental; el trato de decir lo que pudo haberse hecho antes, en y después de la depresión, con teorías tan estudiadas que la mayoría de economistas de la época aceptaron sus postulados, pero a pesar de eso sus teorías fueron aplicadas en Estados Unidos hasta los años sesentas.

MICROECONOMIA

La teoría neoclásica del consumidor

(Para simplificar, para el resto de este apartado, a menos que luego se diga lo contrario, a los servicios se los considerará como si fueran parte de los bienes, así mismo se restringirá la teoría del consumidor a la teoría neoclásica habitual). Una exposición somera de en qué consiste la teoría del consumidor, es la siguiente:
Las preferencias del consumidor

Los consumidores tienen preferencias sobre los bienes y servicios. Esto es, dadas dos colecciones de bienes, también llamadas cestas de bienes (en las que, de cada tipo de bien puede haber cero, uno u otra cantidad de bienes, incluso una cantidad no entera), un consumidor preferirá a una sobre la otra, si le dieran a escoger entre ambas. Por ejemplo, si le dieran a escoger entre una cesta de bienes y otra, que fuera igual a la anterior oferta, pero se le hubiera añadido algún bien más que le gustara al consumidor, o si hubiera más cantidad de alguno de los bienes que lleva la primera, generalmente preferiría la segunda cesta.

Se supone entonces, que para la mayoría de los consumidores habrá unas preferencias que podrían manifestar para cualquier conjunto de cestas que se les presentara. Cada consumidor tendría sus preferencias y no tendrían por qué coincidir con las de otro, aunque pueden. Sin embargo, se espera que para la mayoría de los consumidores esas preferencias sí que tengan unas propiedades comunes.

Algunas de esas propiedades serían:

Universalidad: Dado cualquier par de cestas imaginable en una economía, un consumidor siempre podría decir si prefiere una cesta a otra. Nótese que es posible también que no pueda considerar a una cesta realmente mejor que la otra, pero se espera que pueda decir que una cesta es al menos tan buena como la otra. Es decir, no se necesitará que la preferencia sea siempre estricta, sino que dadas cualquiera dos cestas, el consumidor pueda siempre decir, o bien que lo mismo le da la una que la otra, o que considera una de las dos mejor que la otra.
Transitividad: Generalmente, si un consumidor prefiere la cesta A a la cesta B, y la cesta B a la C, también debería preferir la cesta A a la C.
Monotonicidad: Si una cesta A tiene los mismos bienes que otra cesta B, y alguno más, o bien mayor cantidad de alguno de ellos, entonces A se prefiere o se considera al menos tan buena como B

Convexidad: Se espera, aunque este supuesto es un tanto fuerte, que dadas dos cestas A y B de bienes, se prefiera a ambas una cesta C que fuera una combinación convexa de ambas. Es decir, una cesta que se compusiera en un porcentaje de las cantidades de cada uno de los de bienes presentes en A y en el resto del porcentaje (hasta completar el 100%) de las cantidades de los bienes de B.

La restricción presupuestaria

Teniendo en cuenta que los bienes tienen precios, y considerando estos datos, está claro que un consumidor no puede conseguir trivialmente la cesta que prefiera de entre todas las posibles. Si tenemos en cuenta además de los precios de los bienes la renta disponible del consumidor, tenemos lo que se llama la restricción presupuestaria. Esta es la que nos indica qué cestas de bienes son las que el consumidor puede elegir y conseguir, teniendo en cuenta el dinero de que dispone y los precios del mercado. La misión del consumidor será entonces conseguir de entre todas esas cestas aquella que el prefiera a todas las demás (o alguna de las cestas que el considere que son al menos tan buenas como todas las demás). Encontrar esto es lo que se llama maximización del consumidor. Generalmente, es habitual que la cesta elegida del consumidor se encuentre en la frontera de la restricción presupuestaria, es decir, que sea una cesta cuyo valor (multiplicando los precios de los bienes por las cantidades de estos en la cesta) sea exactamente igual a la renta disponible del consumidor

La función de utilidad

Una forma de representar las preferencias, cuando estas tienen las propiedades adecuadas, es mediante lo que se llama una función de utilidad. En este caso, las canastas de bienes se pueden representar también como vectores numéricos, en que cada componente del vector nos dice qué cantidad de cada bien hay en esa cesta. Introduciendo dos vectores de bienes en una misma función de utilidad y viendo qué números nos devuelve esta, es posible ver si una canasta es preferida a la otra o considerada como igual a la otra desde el punto de vista del consumidor. Entonces, el problema del consumidor podría considerarse como el problema matemático de maximizar una función matemática (a menudo de varias variables), que sería la función de utilidad, dentro del conjunto representado matemáticamente por todas las canastas de bienes (vectores) que cumplieran la restricción presupuestaria, esto es, que su valor (resultado de multiplicar el vector de bienes de la canasta por el vector de los precios correspondientes) fuera igual o menor que el valor de la renta disponible.

Nótese que la función de utilidad se considera una función monótona creciente de los bienes, pero que su valor es puramente ordinal, esto es, sirve para ordenar canastas , pero no para decir cuanto es mejor una canasta que otra, esto es, no es una función cardinal. De hecho, pueden usarse distintas funciones de utilidad para representar unas mismas preferencias, y al resolver el problema de maximización todas darían el mismo resultado.

Otra cosa que es importante tener en cuenta en el estudio de la teoría del consumidor es lo que se llaman las "curvas de indiferencia". Una curva de indiferencia representaría a todas las cestas que para una función de utilidad dada tienen el mismo valor. Por otro lado la relación marginal de sustitución nos informa de cuanto es capaz de intercambiar un consumidor de un bien por otro de manera que su utilidad se mantenga igual.

Los tipos de bienes

Se puede estudiar cómo cambian las soluciones al problema del consumidor cuando cambian los parámetros de la función de utilidad o bien cambian los precios o la renta disponible del consumidor. Por ejemplo, si cambia el precio de uno de los bienes, el cambio en la pendiente de la restricción presupuestaria llevará a cambiar de cesta de bienes escogida, en la que el bien cuyo precio ha cambiado, también cambiará en cantidad (y posiblemente las de otros de los bienes también cambien). Según el efecto que se produzca, se puede clasificar a los bienes. Así, normalmente los bienes disminuyen en cantidad demandada cuando aumenta su precio, aunque existen excepciones a esto, en las que aumentan (llamados bienes giffen). Lo que hace que un bien cambie es la suma de dos efectos, el efecto renta y el efecto sustitución.

El efecto renta es el derivado del hecho de que al aumentar un precio, en cierto modo es como si se perdiera renta, mientras que el efecto sustitución está relacionado con como el consumidor puede tender a sustituir el consumo de un bien por el de otro. Si aumenta el precio del bien, el efecto renta tenderá a hacer que disminuya su consumo, pero el efecto substitución puede afectarle de dos maneras. Normalmente tenderá a hacer que también disminuya, porque el consumidor también vaya a consumir otro tipo de bienes que su precio no haya cambiado, pero en otras ocasiones podría ser que hiciera que aumentara, Nombrando lo anterior en términos marshalianos, podemos decir que se sustituye el valor de la mercancía sucedida por dinero equivalente, logrando así, que el consumidor tenga el mismo nivel de satisfacción con una curva diferente. En este último caso tendríamos lo que se llama un bien inferior (uno cuyo efecto sustitución tiende a aumentar el consumo cuando el precio sube). Si, en cambio, el efecto de sustitución fuera del mismo signo que el efecto renta, estaríamos ante un bien normal. Pero es la suma de los dos efectos lo que produciría el efecto total. En el caso de los bienes normales, el efecto renta hará que su consumo disminuya al aumentar el precio, y también ocurrirá así con los bienes inferiores, excepto cuando, en el caso de algunos de estos últimos, el efecto sustitución llegara a ser más fuerte que el del efecto renta, y por tanto tendríamos un bien giffen. Cuando aumenta la renta y los precios permanecen constantes, los bienes normales tienden a aumentar en consumo mientras que disminuye el de los bienes inferiores.

Nótese que hemos mencionado que cuando sube el precio bajará el consumo de un bien, el análisis es completamente simétrico cuando baje el precio, es decir, aumentará el consumo con las particularidades ya dichas en los párrafos anteriores. Se ha de saber también que el consumo, por supuesto, también variará con la renta disponible, aumentando o disminuyendo conforme lo haga esta, hasta qué se alcance para los bienes lo que se llama punto de saciedad, que sería el máximo posible para la función de utilidad, un punto más allá del cual al consumidor ya no le interesaría tener más de ninguno de los bienes.

Otra forma en que se relacionan los bienes unos con otros es como complementarios o como sustitutivos. Los complementarios tienden a compartir el mismo destino cuando sube o baja el precio de uno de ellos, mientras que es al contrario en el caso de los sustitutivos.

También es posible considerar algunos bienes como males, cuyo consumo produce desutilidad o utilidad negativa. Los males serían aquellos de los cuales al consumidor, al contrario que los otros, estaría interesado en tener lo menos posible. Por ejemplo, en ciertos análisis microeconómicos se puede presentar el salario como un bien y el trabajo como un mal y tener que estudiar la decisión de optimizar el tiempo teniendo en cuenta la restricción, es decir, más horas de trabajo (mal) producen más salario (bien) y el límite, restricción presupuestaria, es el tiempo disponible por un trabajador hipotético.

La curva de demanda

La teoría de la demanda puede derivarse de la del consumidor, entonces, agregando las demandas individuales de un bien y viendo cuanto sería el total demandado para cada precio por cada consumidor. Esto nos llevaría a la curva de demanda del bien, que generalmente se representa como una curva descendente, debido a que en el eje de abscisas se representa el precio, y en el de ordenadas la cantidad de bien demandada. Significa que cuanto menor es el precio, mayor es la cantidad demandada.

Representación matemática del problema del consumidor

La microeconomía se estudia de forma matemática, usando modelos que eviten la ambigüedad del lenguaje hablado. La mayor parte de los desarrollos y estudios de la teoría del consumidor tienen como base el siguiente problema que se representa así:

Max U(x1,x2,...,xn)
s.a. p1x1+p2x2+...+pnxn <=M

El significado de este problema es el siguiente: Se trata de maximizar, esto es, obtener el valor máximo de una función, el más alto de todos los que puede dar, así como qué valores son los que producen ese máximo. En este caso sería el de U, que es la función de utilidad de un consumidor, que se supone que depende de los valores de las cantidades de los n bienes (representados por las variables x1 hasta xn). Hay un límite a los valores que esas variables pueden tomar, el cual está definido por la restricción (s.a. quiere decir "sujeto a" ) de que como mucho el valor total de la cesta de bienes puede ser igual a M, que sería la renta disponible. Esto es, multiplicamos los precios de cada bien por cada cantidad de bien (los p1 hasta pn), y lo sumamos, y así obtenemos el valor de una cesta de bienes, y ese valor tiene que ser menor o igual (<=) que M, el valor de la renta disponible.

Este modelo se resuelve usando una técnica matemática llamada de los Multiplicadores de Lagrange (si se supone que finalmente se consumirá toda la renta disponible, lo que equivale a suponer que p1x1+...+pnxn=M ) o bien el de los Multiplicadores de Khun-Tucker, si se cree que puede que sobre renta (caso en el que mantenemos que la restricción es del tipo <=).

Las soluciones que se obtienen nos sirven para el análisis anteriormente dicho, para obtener cómo reaccionarían las cantidades demandadas si cambiaran los precios, y es posible estudiar también, mediante modificaciones a este problema básico, qué ocurre si se introducen impuestos sobre la renta, impuestos indirectos, subvenciones, que sucedería si consideramos el ahorro como un bien, que ocurre si consideramos también bienes cuyo valor es incierto (como en el caso de activos financieros), etcétera, y ver cómo influyen no sólo sobre la cantidad de bien consumida sino también sobre la utilidad que recibe el consumidor.

La teoria del productor

El problema del productor, es decir, las empresas o cualesquiera otras unidades que en una economía se encarguen de producir bienes y servicios, comparte similaridades desde cierto punto de vista con el del consumidor. En el caso del consumidor, la microeconomía lo reduce a menudo a la cuestión de maximizar una función de utilidad con una restricción presupuestaria. En el caso de la del productor, se trata de maximizar la función de beneficios teniendo en cuenta restricciones tecnológicas ( y suponiendo, en principio, que los precios están dados, supuesto este muy fuerte que posteriormente veremos cómo se relaja).

La función de producción
Se empieza considerando, por razones de simplificación, que se produce un sólo bien (o
servicio) por una empresa y que para producirlo es necesario una serie de elementos llamados inputs. El bien o servicio producido recibe el nombre de output. La función que nos relacionaría las cantidades de los inputs utilizados con el output obtenido recibe el nombre de función de producción. Los inputs utilizados serían las materias primas, productos intermedios (comprados a otra empresa u obtenidos en otro proceso de producción de la misma empresa), el trabajo humano usado, los suministros de energía, agua y similares, el coste de reponer el capital utilizado, maquinaria, herramientas), ya que sufre desgaste por el uso en el proceso de fabricación. Una simplificación frecuente es reducir a dos inputs: capital y trabajo. Trabajo representaría el trabajo humano, capital el resto de los inputs.
Las funciones de producción también pueden tener una serie de propiedades que conviene destacar. Una de ellas es la de lo que se llaman Economías de escala
El problema de maximización del beneficio

Generalmente el problema de maximización del beneficio se puede estudiar tanto a corto plazo como a largo plazo. A corto plazo se considera que uno de los inputs, como el capital, está ya decidido para la empresa y el precio por el mismo se ha pagado ya. A largo plazo, sin embargo, todos los inputs implicados pueden variar, por ejemplo, si la empresa varía la cantidad de capital disponible.

Este problema generalmente se puede representar de forma matemática así:

Max P1Y1+...+PnYn-(C1X1+...+CmXm)
Condiciones de las funciones de producción.

Y1<=F1(x11,...,x1m)

Yn<=Fn(xn1,...,xnm)

Condiciones de uso de los inputs adquiridos por la empresa. [Pueden ser reescritas para algunos outputs, ver más adelante en (*)]

X1=x11+...+xn1

Xm=x1m+...+xnm
La explicación de este problema: El objetivo de la empresa es maximizar su beneficio, que es la diferencia entre los ingresos y los costes. Los ingresos son iguales a los outputs producidos por los precios a los que se venden (nótese que suponemos que se vende toda la producción de la empresa, cosa que no es siempre el caso en la realidad), y los costes son los de multiplicar los inputs utilizados por los precios de los outputs. Ahora bien, las restricciones serían que los outputs son función (de producción) de las cantidades de cada uno de los inputs utilizados, incluso si un input no se utilizara, se podría considerar que la cantidad utilizada de ese input es cero.

(*) Si, por ejemplo, se usara del input de tipo 1 en la producción de los distintos outputs posibles, la suma del total de lo utilizado para cada uno de los outputs debería ser igual al total del input 1 adquirido por la empresa (Es decir, si usa x11 del input 1 para fabricar el output 1, x21 para fabricar del output 2, etcétera, entonces, x11+...+xn1=X1, y X1 sería el total del input 1 utilizado). No obstante, y esto es importante, en algunos casos es posible que al usar de algunos inputs "no se consuman" al usarlos en la fabricación de ciertos outputs, por lo que podría ser que estas condiciones no estuvieran escritas así. Por ejemplo, si consideráramos el tiempo de trabajo, en horas, de cierta máquina como un input, y esa máquina pudiera elaborar dos tipos o más de output al mismo tiempo, no se introduciría la restricción correspondiente en este modelo, es decir, si por ejemplo la máquina trabajara 8 horas haciendo dos outputs diferentes al mismo tiempo, no repartiría las 8 horas entre cada uno de ellos sino que las invertiría enteras en cada uno.

Este problema se puede resolver también usando los Multiplicadores de Lagrange o los de Khun-Tucker.

Las curvas de costes
Una forma habitual de simplificar el problema es suponer que sólo se produce un bien y que sólo va a haber un input que varíe según la producción de la empresa, estando todos los demás fijos (Nota: En un modelo determinado, suponer que un conjunto de variables puede cambiar mientras que el resto de variables van a permanecer constantes, independientemente de sus relaciones con el resto del modelo, es lo que se llama Céteris Páribus, una técnica simplificadora pero que puede llevar a error cuando se compara con la realidad, en la que en última instancia todo se relaciona e influye con todo) Con esto, por ejemplo, se puede estudiar cómo la producción de una empresa de un bien va a determinar la demanda de trabajo por parte de esa empresa. Todos los inputs por los que la empresa ha pagado ya, y que no va a variar en el corto plazo, el valor total de los mismos nos daría lo que se llama el Coste Fijo.. Por el contrario, el valor de los inputs que cambiará según se decida el nivel de producción, será el Coste Variable.. La suma de los dos será el Coste Total. Como conforme varíe la producción de la empresa estos costes van a variar, se obtiene para el estudio microeconómico lo que se llaman Curvas de Costes. Las más importantes, serían la de Coste Variable, la de Coste Total, la de Coste Medio, y la de Coste Marginal.

La Curva de Coste Variable relaciona el total de los costes variables con el nivel de producción. Generalmente es creciente, pero puede tender a crecer a menor velocidad. La de Coste Total es prácticamente idéntica, ya que sería una traslación de la Variable en la magnitud del Coste Fijo, lo cual es importante sobre todo en Teoría de la Producción Industrial porque unos costes Fijos elevados disuaden a empresas de entrar en el mercado.

La Curva de Coste Medio, por el contrario, puede ser ascendente o descendente, incluso ascendente en unos tramos y descendente en otros, ya que esta curva nos informa de cuanto, por término medio, nos cuesta producir cada output dependiendo del nivel de producción. Por ejemplo, es posible que con cierta función de producción el valor de producir 300 unidades de output sea tal que cada una cueste 1.5 unidades monetarias, mientras que producir 600 pueda costarnos cada una sólo 1 unidad monetaria. Esto estaría relacionado posiblemente con la existencia de economías de escala, como se dijo antes.

La Curva de Coste Marginal, tiene para el análisis gran importancia, razón por la que a veces se llama a ciertos estudios de la economía "marginalistas". Esta curva, que matemáticamente equivale a la derivada de la Curva de Coste Total, nos representa cuanto más nos cuesta producir una unidad de output a partir del nivel anterior de producción. Por ejemplo, si para producir 100 unidades de un bien tenemos un coste de 1000 unidades monetarias, y producir 101 unidades de ese mismo bien el coste fuera de 1020 unidades monetarias, la curva valdría 20 (1020-1000) en el nivel 100 de producción.

El análisis más general para decidir el nivel de producción de una empresa parte de que la empresa quiere maximizar su beneficio. El beneficio es igual a los ingresos (I) menos los costes (C), ambos son funciones dependientes del nivel de producción. Desde el punto de vista matemático, maximizar una función supone igualar a cero la derivada esa función con respecto a la variable que queremos maximizar; si derivamos la función beneficio, sería la derivada de sus componentes: los ingresos menos los costes:

dI/dx - dC/dx = 0
Lo que lleva a que el Ingreso Marginal (Que sería derivar los Ingresos de la empresa en la función de beneficio) debe ser igual al Coste Marginal, que es la derivada de los Costes de la empresa, como condición para que el nivel de producción sea el que maximice el beneficio. Si suponemos que los precios del mercado no pueden cambiar por la actuación de la empresa, sino que están dados (porque estemos en lo que se llama Competencia Perfecta, en la que hay muchas empresas y ninguna puede influir en el precio), entonces la condición es: Precio ha de ser igual a Coste Marginal.Un ejemplo de esto es: si la función de Beneficio de la empresa es B(Y)=PY-C(Y) (Precio por producción es el ingreso, al que se le resta el Coste total de esa producción), entonces, si aplicamos la condición de primer orden de máximo de una función derivable (suponemos que C es una función derivable), tenemos que la condición es P-C'(Y)=0, esto es, C' representa el Coste Marginal de producir la cantidad "Y" de output. Esto ya se dice que es válido sólo para una empresa en competencia perfecta.

Tipos de situaciones que se pueden dar en el mercado

En el mercado de cada bien o servicio, se pueden dar sobre todo cuatro tipos de situaciones.Estas situaciones son conocidas como Estructuras de Mercado. Las que veremos son:

- Monopolio
- Competencia perfecta
- Oligopolio
- Competencia monopolística

Monopolio

El Monopolio (del griego, mono=unico y polio=vendedor) es una estructura de mercado caracterizada por la presencia de una única empresa, que produce un bien homogéneo y que se comporta no paramétricamente en precios, y por la existencia de barreras de entrada y salida en el mercado. En general está probado, en los modelos microeconómicos que lo estudian, que, cuando el Monopolio no puede realizar discriminación entre sus compradores (es decir, cuando no puede poner precios distintos para cada consumidor en función de las posibilidades de este), sino que pone el mismo precio para todos los posibles compradores, en este caso, el precio de equilibrio en el mercado y la cantidad producida de ese bien, que se determinan apartir de donde se cruzan la Curva de Coste Marginal (que depende de la función de producción de la empresa monopolística) y la Curva de Ingreso Marginal (que depende de la Demanda del bien producido por la empresa, demanda que depende de los compradores de ese bien), son tales qué, generalmente, cumplen esto:

- El precio puesto por la empresa es más alto que en los casos en los que no hay monopolio.
- La cantidad producida por la empresa es también menor que en los casos de no monopolio.
- Y la utilidad total percibida por todos los agentes, tanto los compradores como la empresa

monopolística, la suma de esas utilidades, suele ser menor también que en los casos de no monopolio.

Por todas estas razones, y algunas más, los monopolios son vistos de forma negativa en los mercados (Por ejemplo, recordar las leyes Anti-Monopolio de los U.S.A.). No obstante, existen algunos monopolios inevitables, llamados Monopolios Naturales. En ocasiones se intenta que los problemas de este tipo de monopolios se resuelvan de manera que sea una institución pública (que se supone que no tiene interés en maximizar su propio beneficio, sino el bienestar global) sea quien controle el precio y la producción de ese monopolio o que le permita variarlos en función de los usuarios o compradores del Monopolio.

El modelo de competencia perfecta

Precio y cantidades de mercado en el caso de un monopolista y en el de competencia perfecta.
El modelo de competencia perfecta describe una estructura de mercado que cumple con los siguientes supuestos:

1.- No hay barreras a la entrada de nuevas empresas y el salir no implica un costo.
2.- Existe información perfecta sobre precios, bienes e insumos.
3.- Producto homogéneo, es decir, los bienes son sustitutos perfectos.
4.- No hay externalidades, es decir, los derechos de propiedad están perfectamente definidos.
5.- Los contratos se cumplen porque hay un aparato jurídico eficiente.
6.- No hay rendimientos crecientes a escala ni en la producción ni en el consumo.
Si los supuestos se cumplen podemos estar seguros de que la asignación que genera el mercado es eficiente. De hecho, en un modelo de equilibrio general las asignaciones son eficientes en el sentido de Pareto.
La condición de optimalidad del mercado exige que el precio sea igual al costo marginal. Si el precio es menor algunas empresas salen del mercado presionando el precio al alza por la reducción de la cantidad ofrecida y si el precio es mayor algunas empresas entran al mercado esperando beneficios positivos, pero al hacerlo, presionan el precio a la baja debido a que la oferta se expande.
El modelo de competencia perfecta es un ente ideal que intenta capturar la esencia del comportamiento económico, tanto de las empresas como de los individuos. La mayor parte de la literatura se ocupa de analizar el impacto que tiene sobre el bienestar o la eficiencia el que alguno de los supuestos ar
Arriba mencionados no se cumpla. Quizá uno de los más importantes es el de la información.
Oligopolio
En el oligopolio (del griego oligo=pocos, polio=vendedor), se supone que hay varias empresas, pero de tal forma que ninguna de ellas puede imponerse totalmente en el mercado. Hay por ello una constante lucha entre las mismas para poder llevarse la mayor parte de la cuota del mercado en la que las empresas toman decisiones estratégicas continuamente, teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades de la estructura empresarial de cada una.
El problema se puede plantear en ocasiones usando métodos de la Teoría de juegos. Por ejemplo, dada las funciones de costes de cada una de las empresas implicadas, cada una se atreverá a ofrecer a un determinado precio, una cantidad determinada, al mercado. Pero, estas ofertas de las empresas al ser observadas desde el punto de vista de la demanda, tendrán efecto en cuánta cantidad es realmente demandada para cada empresa, y dado el precio que ha puesto cada una, le darán a cada una de ellas un cierto nivel de beneficios. También se puede introducir la idea de que las empresas intenten "diferenciar" su producto con respecto al producto de las otras, para que no parezcan tan "sustitutivos" y por ello se puedan considerar como "diferentes" por los consumidores. Aunque a menudo esas diferencias en producto sean en cosas mínimas como la presentación del producto, su "calidad", el envase en el que viene, servicios de post-venta, las redes de distribución, la cercanía del producto al domicilio del consumidor, etcétera (para esto hay que estudiar más las estrategias comerciales de cada empresa en particular). Todo ello puede dar lugar al estudio de diferentes tipos de modelos.
Generalmente, cuando se aplica la Teoría de Juegos, se supone que cada empresa puede tomar decisiones en un conjunto de decisiones propio, y que dependiendo de cuales toma esa empresa y las demás, esa empresa y las demás obtendrán un determinado resultado. A veces esto se puede representar como que cada empresa tiene una "Curva de Reacción" a las acciones de las demás empresas. Por ejemplo, si el resto de las empresas tomaran una serie de decisiones, y nuestra empresa en cuestión conociera (supuesto bastante fuerte, desde luego) qué decisiones han tomado las demás, para poder obtener ella el máximo beneficio debería de tomar ciertas decisiones a su vez, que dependen de las tomadas por las demás.
Hipotéticamente, si las "curvas de reacción" de todas las empresas se cruzaran en algún sitio, ese conjunto de decisiones para todas las empresas implicadas implicaría el "Equilibrio del Juego", porque todas las empresas estarían a la vez haciendo lo mejor para sí mismas dado lo que están haciendo el resto de las empresas. Esto es lo que se conoce como Equilibrio de Nash. Nash probó en qué condiciones se puede dar este Equilibrio. Ejemplos de equilibrios en los mercados son el de Cournot, cuando las empresas compiten en cantidades ofertadas, y el de Bertrand, cuando lo hacen en precios.
No obstante, un caso común también es que alguna de las empresas sea Líder y las demás Seguidoras. En este caso, en vez de suponerse que se va alcanzar un equilibrio en el que todas las empresas más o menos llegan simultáneamente a esa situación de equilibrio, la ventaja de la empresa Líder (por ejemplo, por tener alguna ventaja empresarial aplastante sobre las otras empresas) le lleva a tomar primero una decisión ante la cual responden, o sea, la tomán después, las Seguidoras. Esto es lo que lleva a la Líder a tener en cuenta, para cada decisión, que las seguidoras van a responder de una determinada manera, por lo que reajusta su forma de decidir teniendo en cuenta cuales serán las decisiones de las demás, como si en cierto modo también las pudiera controlar a ellas y ponerlas al servicio de su propio beneficio.
Otro caso posible es el de la Colusión. Se da cuando las empresas en el oligopolio se ponen de acuerdo para actuar coordinadamente a la hora de ofertar sus bienes y de poner sus precios, con lo que logran mayor beneficio total para cada una de ellas que cuando actúan por separado, lo que en ocasiones lleva a una situación parecida, desde el punto de vista de los consumidores, a la del Monopolio.
Competencia monopolística
La competencia monopolística es una estructura de mercado caracterizada por la presencia de
muchas empresas que venden productos heterogéneos, sustitutivos cercanos, pero imperfectos, entre sí. Al tratarse de productos heterogéneos, cada productor tiene un cierto poder de mercado sobre el bien que produce, por lo que la competencia monopolística puede definirse como una estructura de mercado intermedia entre monopolio y competencia perfecta.
El modelo clásico de competencia monopolística se debe al economista británico Chamberlin. Chamberlin plantea que, debido al cáracter heterogéneo de los bienes y al cierto poder de mercado que posee cada productor sobre los mismos, las empresas creen enfrentarse a una curva de demanda estimada o "imaginaria", según la cual las decisiones del resto de productores están dadas. Sin embargo, para el resto de competidores no es óptimo mantener sus decisiones ante una variación unilateral de la producción de la empresa i-ésima. De este modo, existe una curva de demanda real, que recoge las decisiones de todos los productores y que va a determinar el equilibrio de mercado. A corto plazo, el equilibrio de mercado se alcanza cuando las decisiones tomadas por las empresas según la curva de demanda "imaginaria" son compatibles con la curva de demanda real. Es decir, en el punto en el que ambas se igualan. A largo plazo, bajo el supuesto de libre entrada y salida del mercado, no puede existir beneficio extraordinario, de tal modo que el equilibrio se alcanza en el punto en el que la curva de demanda "imaginaria" es tangente al coste medio a largo plazo y coincide con la demanda real de mercado. Como resultado se obtiene el Teorema del exceso de capacidad de Chamberlin, según el cual la empresa no alcanza el nivel eficiente de producción a largo plazo (mínimo del coste medio).
La clave de los modelos de competencia monopolística es la existencia de productos no homogéneos. Esto se explica habitualmente por la existencia de diferenciación de productos , es decir las empresas producen distintas variedades de un mismo bien, lo que les otorga un cierto poder de mercado sobre el mismo. La diferenciación de productos puede ser: horizontal, los consumidores demanda bienes con diferentes características, o vertical, los consumidores tienen una distinta disposición al pago por una misma característica. El modelo clásico de diferenciación horizontal es el de competencia espacial Hotelling (1929).

TIPOS DE MERCADO

Tipos de Mercado
Conozca cuáles son los diferentes tipos de mercado según su ubicación geográfica, el tipo de cliente, la competencia establecida, el tipo de producto, el tipo de recurso y el grupo de no clientes...
Por: Ivan Thompson
Según Philip Kotler, la economía moderna opera con base en el principio de la división del trabajo, donde cada persona se especializa en la producción de algo, recibe una paga, y con su dinero adquiere las cosas que necesita. Por consiguiente, los mercados abundan en la economía moderna [1].
Por ese motivo, existen algunas clasificaciones que ordenan los diferentes mercados agrupándolos según su tipo, como se verá en detalle, a continuación:
Tipos de Mercado, Desde el Punto de Vista Geográfico:
Según Laura Fischer y Jorge Espejo, autores del libro "Mercadotecnia", las empresas tienen identificado geográficamente su mercado. En la práctica, los mercados se dividen de esta manera [2]:
Mercado Internacional: Es aquel que se encuentra en uno o más países en el extranjero.
Mercado Nacional: Es aquel que abarca todo el territorio nacional para el intercambios de bienes y servicios.
Mercado Regional: Es una zona geográfica determinada libremente, que no coincide de manera necesaria con los límites políticos.
Mercado de Intercambio Comercial al Mayoreo: Es aquel que se desarrolla en áreas donde las empresas trabajan al mayoreo dentro de una ciudad.
Mercado Metropolitano: Se trata de un área dentro y alrededor de una ciudad relativamente grande.
Mercado Local: Es la que se desarrolla en una tienda establecida o en modernos centros comerciales dentro de un área metropolitana.
Tipos de Mercado, Según el Tipo de Cliente:
Para Laura Fischer y Jorge Espejo, los tipos de mercado desde el punto de vista del cliente, se dividen en [2]:
Mercado del Consumidor: En este tipo de mercado los bienes y servicios son adquiridos para un uso personal, por ejemplo, la ama de casa que compra una lavadora para su hogar.
Mercado del Productor o Industrial: Está formado por individuos, empresas u organizaciones que adquieren productos, materias primas y servicios para la producción de otros bienes y servicios.
Mercado del Revendedor: Está conformado por individuos, empresas u organizaciones que obtienen utilidades al revender o rentar bienes y servicios, por ejemplo, los supermercados que revenden una amplia gama de productos.
Mercado del Gobierno: Está formado por las instituciones del gobierno o del sector público que adquieren bienes o servicios para llevar a cabo sus principales funciones, por ejemplo, para la administración del estado, para brindar servicios sociales (drenaje, pavimentación, limpieza, etc.), para mantener la seguridad y otros.
Tipos de Mercado, Según la Competencia Establecida:
Para Ricardo Romero, autor del libro "Marketing", existen cuatro tipos de mercado [3]:
Mercado de Competencia Perfecta: Este tipo de mercado tiene dos características principales: 1) Los bienes y servicios que se ofrecen en venta son todos iguales y 2) los compradores y vendedores son tan numerosos que ningún comprador ni vendedor puede influir en el precio del mercado, por tanto, se dice que son precio-aceptantes [5].
Mercado Monopolista: Es aquel en el que sólo hay una empresa en la industria. Esta empresa fabrica o comercializa un producto totalmente diferente al de cualquier otra [3]. La causa fundamental del monopolio son las barreras a la entrada; es decir, que otras empresas no pueden ingresar y competir con la empresa que ejerce el monopolio. Las barreras a la entrada tienen tres orígenes: 1) Un recurso clave (por ejemplo, la materia prima) es propiedad de una única empresa, 2) Las autoridades conceden el derecho exclusivo a una única empresa para producir un bien o un servicio y 3) los costes de producción hacen que un único productor sea má eficiente que todo el resto de productores [5].
Mercado de Competencia Imperfecta: Es aquel que opera entre los dos extremos: 1) El Mercado de Competencia Perfecta y 2) el de Monopolio Puro. Existen dos clases de mercados de competencia imperfecta [2]:
Mercado de Competencia Monopolística: Es aquel donde existen muchas empresas que venden productos similares pero no idénticos [5].
Mercado de Oligopolio: Es aquel donde existen pocos vendedores y muchos compradores. El oligopolio puede ser: A) Perfecto: Cuando unas pocas empresas venden un producto homogéneo. B) Imperfecto: Cuando unas cuantas empresas venden productos heterogéneos [3].
Mercado de Monopsonio: Monopsonio viene de las palabras griegas Monos = Solo y Opsoncion = Idea de compras. Este tipo de mercado se dá cuando los compradores ejercen predominio para regular la demanda, en tal forma que les permite intervenir en el precio, fijándolo o, por lo menos, logrando que se cambie como resultado de las decisiones que se tomen. Esto sucede cuando la cantidad demanda por un solo comprador es tan grande en relación con la demanda total, que tiene un elevado poder de negociación. Existen tres clases de Monopsonio:
Duopsonio: Se produce cuando dos compradores ejercen predominio para regular la demanda
Oligopsonio: Se dá cuando los compradores son tan pocos que cualquiera de ellos puede ejercer influencia sobre el precio.
Competencia Monopsonista: Se produce cuando los compradores son pocos y compiten entre sí otorgando algunos favores a los vendedores, como: créditos para la producción, consejería técnica, administrativa o legal, publicidad, regalos, etc...
Tipos de Mercado, Según el Tipo de Producto:
De acuerdo a esta clasificación, el mercado se divide en:
Mercado de Productos o Bienes: Está formado por empresas, organizaciones o individuos que requieren de productos tangibles (una computadora, un mueble, un auto, etc...).
Mercado de Servicios: Está conformado por empresas, personas u organizaciones que requieren de actividades, beneficios o satisfacciones que pueden ser objeto de transacción: Por ejemplo, el servicio de limpieza, de seguridad, de lavandería, etc...
Mercado de Ideas: Tanto empresas como organizaciones necesitan constantemente de "buenas ideas" para ser más competitivas en el mercado. Por ello, la mayoría de ellas están dispuestas a pagar una determinada cantidad de dinero por una "buena idea", por ejemplo, para una campaña publicitaria, para el diseño de un nuevo producto o servicio, etc... Por ello, existen ferias de exposición de proyectos en universidades y escuelas, las cuales, tienen el objetivo de atraer empresarios, inversionistas, caza-talentos, etc...
Mercado de Lugares: Está compuesto por empresas, organizaciones y personas que desean adquirir o alquilar un determinado lugar, ya sea para instalar sus oficinas, construir su fábrica o simplemente para vivir. También está compuesto por individuos que deseen conocer nuevos lugares, pasar una vacación, recrearse en un determinado lugar, etc...
Tipos de Mercado, Según el Tipo de Recurso:
Según Philip Kotler, autor del libro "Dirección de Mercadotecnia", el mercado de recursos, se divide en: 1) Mercado de materia prima, 2) mercado de fuerza de trabajo, 3) mercado de dinero y otros [1].
Mercado de Materia Prima: Está conformado por empresas u organizaciones que necesitan de ciertos materiales en su estado natural (madera, minerales u otros) para la producción y elaboración de bienes y servicios.
Mercado de Fuerza de Trabajo: Es considerado un factor de producción, por tanto, está formado por empresas u organizaciones que necesitan contratar empleados, técnicos, profesionales y/o especialistas para producir bienes o servicios.
Mercado de Dinero: Está conformado por empresas, organizaciones e individuos que necesitan dinero para algún proyecto en particular (comprar nueva maquinaria, invertir en tecnología, remodelar las oficinas, etc...) o para comprar bienes y servicios (una casa, un automóvil, muebles para el hogar, etc...), y que además, tienen la posibilidad de pagar los intereses y de devolver el dinero que se han prestado.
Tipos de Mercado, Según los Grupos de No Clientes:
Según Philip Kotler, existe un tipo de mercado que abarca a grupos de no clientes, por ejemplo [1]:
Mercado de Votantes: Es aquel que está conformado por personas habilitadas para ejercer su derecho democrático al voto. Por ejemplo, para elegir una autoridad (presidente, alcalde, gobernador, etc...) o un representante (presidente de la junta de vecinos u otro).
Mercado de Donantes: Lo constituyen los donantes o proveedores de fondos a entidades sin ánimos de lucro. Los cuatro mercados principales son el de: 1) Gobierno: Cuando aporta fondos a organizaciones sin fines de lucro (educación, investigación, salud pública, etc...). 2) Fundaciones: Aquellas que financian actividades benéficas o sociales, se dividen en: fundaciones familiares, generales, corporativas y comunitarias. 3) Individuos: Personas que donan fondos para causas benéficas o de interés social [4].
Mercado de Trabajo
Conclusión:
En conclusión, los tipos de mercado son una clasificación muy útil porque permiten identificar el contexto de mercado en función a su ubicación geográfica, los tipos de clientes que existen, la competencia establecida, el tipo de producto, el tipo de recursos y los grupos de no clientes; todo lo cual, es fundamental para responder a cuatro preguntas de vital importancia: 1) ¿Con qué productos se va a ingresar al mercado?, 2) ¿mediante qué sistema de distribución?, 3) ¿a qué precio? y 4) ¿qué actividades de promoción se va a realizar para dar a conocer la oferta de la empresa?.
Fuentes Consultadas:
[1]: Del libro: Dirección de Mercadotecnia, Octava Edición, de Philip Kotler, Prentice Hall, Págs. 11 y 12.[2]: Del libro: Mercadotecnia, Tercera Edición, de Laura Fisher y Jorge Espejo, Mc Graw Hill - Interamericana, Págs. 85 al 89.[3]: Del libro: Marketing, de Ricardo Romero, Editora Palmir E.I.R.L., Págs. 58 y 59.[4]: Del Diccionario de Marketing, de Cultural S.A., Pags. 209 al 211. [5]: Del libro: Principios de Economía, de Gregory Mankiw, Tercera Edición, Mc Graw Hill, Págs. 42, 198.
Fecha de Publicación del Artículo: "Tipos de Mercado"
Abril 2006.Última actualización: Julio 2006.
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INFLACIÓN

INFLACIÓN
La teoría monetaria también está relacionada con otro elemento clave de la macroeconomía, la inflación. Durante varias décadas tras la II Guerra Mundial se aceptaban dos tipos de teorías de la inflación: de demanda y de costos. Esta última destaca como principal causa de la inflación el excesivo aumento de los salarios en relación con el incremento de la productividad, mientras que la primera teoría achaca la inflación al exceso de demanda en el mercado de bienes. Este exceso de demanda suele producirse por un crecimiento excesivo de la oferta monetaria. Un concepto esencial de la teoría de la inflación desde mediados de la década de 1950 es la denominada “curva de Phillips”, que relaciona el nivel de desempleo con la tasa de inflación. La curva sugiere que un menor desempleo presionará al alza los salarios, permaneciendo todo lo demás igual. Si se acepta que puede existir una relación estable entre empleo e inflación, la sociedad deberá elegir entre varias combinaciones de tasa de inflación y nivel de desempleo. Sin embargo, muchos economistas dudan de que exista esta posibilidad de intercambiar empleo por inflación y, afirman que, de ser posible, la curva de Phillips se desplazaría de tal forma que la mayor inflación no se vería acompañada por un menor desempleo y que, para poder disminuir la tasa de desempleo por debajo de la “tasa natural” habría que aceptar continuos aumentos de la inflación. Otros economistas dudan de que exista una relación estable entre nivel de desempleo y demandas de salarios reales y, por tanto, dudan que exista una “tasa natural de desempleo”. También hay muchos que defienden que esta tasa natural de paro existe, pero que varía con el tiempo.
El comportamiento de la economía estadounidense durante los años noventa puso en evidencia esta teoría. Su PIB creció constantemente a tasas muy altas, mientras el desempleo caía hasta niveles que en economía se consideran prácticamente cero, y la inflación permanecía bajo control. Esto se puede explicar debido al fuerte incremento de la productividad durante esos años. Las nuevas tecnologías permitieron a los trabajadores mejorar sustancialmente su rendimiento y también a las compañías gestionar mejor su negocio.

EVA FACTOR ECONÓMICO AGREGADO

EVA VALOR ECONÓMICO AGREGADO
Autor: Gustavo Acuña
GESTIÓN FINANCIERA
03 / 2001
El presente trabajo, fue realizado por el Profesor Gustavo Acuña, Director del Departamento de Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
INTRODUCCIÓN
El EVA es un concepto que se ha conocido en Latinoamérica en la década de los años noventa, a pesar que las teorías económicas y financieras desarrollaron elementos aproximados desde hace algo más de un siglo.
Alfred Marshall fue el primero que expresó una noción de EVA, en 1980, en su obra capital The Principles of Economics: "Cuando un hombre se encuentra comprometido con un negocio, sus ganancias para el año son el exceso de ingresos que recibió del negocio durante al año sobre sus desembolsos en el negocio.
La diferencia entre el valor de la planta, los inventarios, etc., al final y al comienzo del año, es tomada como parte de sus entradas o como parte de sus desembolsos, de acuerdo a si se ha presentado un incremento o un decremento del valor.
Lo que queda de sus ganancias después de deducir los intereses sobre el capital a la tasa corriente es llamado generalmente su beneficio por emprender a administrar".
La idea del beneficio residual apareció en la literatura de la teoría contable en las primeras décadas de este siglo; se definía como el producto de la diferencia entre la utilidad operacional y el costo de capital.
La empresa General Electric lo estuvo utilizando a partir de los años veinte. Posteriormente, en los 70, algunos académicos finlandeses lo estuvieron usando y, entre ellos, Virtanen lo define como un complemento del retorno sobre la inversión (Return Over Investement, ROI) para la toma de decisiones.
Peter Drucker en un artículo para Harvard Business Review se aproxima al concepto de creación de valor cuando expresa lo siguiente: "Mientras que un negocio tenga un rendimiento inferior a su costo de capital, operará a pérdidas". no importa que pague un impuesto como si tuviera una ganancia real.
La empresa aun deja un beneficio económico menor a los recursos que devora...mientras esto sucede no crea riqueza, la destruye".
Teniendo en cuenta estos antecedentes, por qué la aparición de EVA sólo en los años recientes? Simplemente porque la compañía consultora estadounidense Stern Stewart & Co. ha desarrollado una metodología sobre el tema y patentado ese producto denominado EVA como marca registrada, pero que es un concepto general basado en la teoría financiera y económica de muchos años.
EVA resume las iniciales en inglés de las palabras Economic Value Added o Valor Económico Agregado en español.
EVA es también llamado EP (Economic Profit) o utilidad económica, término usado por otra firma consultora, Mc Kinsey & Co.. Otros términos derivados del Ingreso Residual son aproximados a EVA, aunque no tengan las características de la marca registrada por Stern Stewart. Simplemente cada consultora ha desarrollado su propio concepto, aunque todos se refieren a aspectos semejantes.
La metodología de EVA supone que el éxito empresarial está relacionado directamente con la generación de valor económico, que se calcula restando a las utilidades operacionales el costo financiero por poseer los activos que se utilizaron en la generación de dichas utilidades.
EL MODELO DEL EVA
Toda empresa tiene diferentes objetivos de carácter económico - financiero. A continuación se enuncian los más importantes:1. Aumentar el valor de la empresa y, por lo tanto, la riqueza de los propietarios. Este objetivo incluye las siguientes metas:
Obtener la máxima utilidad con la mínima inversión de los accionistas.Lograr el mínimo costo de capital.
2. Trabajar con el mínimo riesgo. Para conseguirlo, se deben lograr las siguientes metas:
Proporción equilibrada entre el endeudamiento y la inversión de los propietarios.Proporción equilibrada entre obligaciones financieras de corto plazo y las de largo plazo.
Cobertura de los diferentes riesgos: de cambio, de intereses del crédito y de los valores bursátiles.
3. Disponer de niveles óptimos de liquidez. Para ello se tienen las siguientes metas: Financiamiento adecuado de los activos corrientes.Equilibrio entre el recaudo y los pagos.
EXPLICACIÓN DEL CONCEPTO:
El valor económico agregado o utilidad económica es el producto obtenido por la diferencia entre la rentabilidad de sus activos y el costo de financiación o de capital requerido para poseer dichos activos.
EVA es más que una medida de actuación, es parte de una cultura: la de Gerencia del Valor, que es una forma para que todos los que toman decisiones en una empresa se coloquen en una posición que permita delinear estrategias y objetivos encaminados fundamentalmente a la creación de valor.
Si a todos los ingresos operacionales se le deducen la totalidad de los gastos operacionales, el valor de los impuestos y el costo de oportunidad del capital se obtiene el EVA.
Por lo tanto, en esta medida se considera la productividad de todos los factores utilizados para desarrollar la actividad empresarial.
En otras palabras, el EVA es el resultado obtenido una vez se han cubierto todos los gastos y satisfecho una rentabilidad mínima esperada por parte de los accionistas.
Es decir, el valor económico agregado o utilidad económica se fundamenta en que los recursos empleados por una empresa o unidad estratégica de negocio (UEN) debe producir una rentabilidad superior a su costo, pues de no ser así es mejor trasladar los bienes utilizados a otra actividad.
Esto obliga a un análisis más profundo que el desarrollado por los indicadores tradicionales de crecimiento en ingresos, utilidades y activos como factores de evaluación del desempeño.
Esto, además, obliga a una presentación más clara de los balances para establecer los diferentes recursos, bienes y derechos empleados por cada unidad estratégica de negocio en su proceso de generación de utilidades y flujo de caja.
La toma de decisiones puede ser influida por el tipo de indicadores seleccionados para medir el desempeño.
Empresas dirigidas hacia el uso de parámetros como la utilidad neta, los diferentes márgenes de ganancias o el crecimiento de las ventas pueden desarrollar un punto de vista miope e ignoran otro elementos de análisis como la racionalización del capital de trabajo o la productividad derivada del uso de la capacidad instalada.
La evaluación de dichas oportunidades solo puede basarse en el uso de indicadores enfocados en el concepto de valor.
El Modelo Económico Keynesiano: la sociedad de consumo
En 1936, John Maynard Keynes formuló de modo totalmente innovador el contenido de las teorías económicas, transformando el vocabulario utilizado hasta el momento en un libro que haría cambiar radicalmente el rumbo de las políticas económicas de los países desarrollados. La Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero, nació del enorme problema que en aquel momento suponía el desempleo, que, de hecho, paralizó todo el sistema de la economía occidental en el período de entreguerras.
El modelo económico propuesto por Keynes amplió e interrelacionó diversos factores que influían en el gasto total. El economista sugirió incrementar el consumo particular y la inversión de los empresarios en sus industrias, además de pedir la participación del Estado mediante el gasto público por medio de inversiones en empresas débiles o en servicios. Esto garantizaría el empleo de todos los recursos disponibles.
Keynes demostró que el nivel total del gasto era lo que creaba un mecanismo de equilibrio en la economía. Esto sirvió para sentar las bases del capitalismo de la segunda mitad del siglo XX (el neocapitalismo de la sociedad de consumo).
Tras la II Guerra Mundial, Keynes participó en la elaboración del plan Bretton Woods para la creación del FMI (Fondo Monetario Internacional) que ayudaría a la estabilización de la economía mundial, evitando los errores cometidos en la década de 1920.
JOHN MYNARD KEYNES (1883-1946)
Con John Maynard Keynes (1883-1946) aparece la respuesta del siglo XX, a las grandes figuras que habían dado forma y dirección a la ciencia económica durante los siglos XVIII y XIX. Su trabajo ha sido ampliamente criticado pero su influencia se dejó sentir muy pronto, proporcionó respuesta a las cuestiones candentes de la época que la economía política convencional dejaba en gran parte sin resolver. En los libros de texto escritos en la década de 1930 no se encuentra un tratamiento sistemático de la macro que trate de la determinación de los grandes agregados de la renta y el empleo. En los textos de 20 años después, este tratamiento ocupa un lugar destacado junto al de la microeconomía, la teoría monetaria, la política pública, tributación, los gastos del gobierno y el comercio internacional y las finanzas. Su influencia no se limitó a los países de habla inglesa, sino que se extendió por todo el mundo no comunista, más, por los países muy desarrollados que se enfrentaban a problemas similares de estabilización económica. Pero también por los países subdesarrollados en tanto en cuanto se iban preocupando por el comportamiento de sus rentas dentro del marco del crecimiento económico. Aunque la teoría del crecimiento es muy poskeynesiana, procede del modelo de pensamiento macro relacionado con Keynes.
Keynes realizó su obra él solo, su pensamiento era algo más que una extensión lógica del legado científico del pasado y proporcionó soluciones para las necesidades de aquella época, en mayor medida de los que podría decirse al respecto, en cuanto a los que realizaron la revolución marginalista.
Bertrand Russel influyó sobre el primer trabajo de Keynes sobre la teoría de la probabilidad y la filosofía de George Moore influyó en su forma de vida y en una actitud no conformista en cuanto a desafiar a las doctrinas aceptadas y a los convencionalismos. Con relación a su economía política, estuvo en su primera fase moldeada por Marshall y Pigou. La ruptura posterior de Keynes con el pensamiento de sus primeros maestros, significó también una ruptura con la actitud reverente de Marshall hacia la corriente principal de la tradición de la economía política inglesa. Mientras Marshall había contemplado con reverencia a Ricardo y a Mill y había intentado vincular su propio pensamiento con el de ambos, Keynes admitía la afinidad de sus propias ideas con las de los "Principios de economía política" de Malthus y con las de otros escritos no ortodoxos que ponían en duda la suficiencia de la demanda. La esencia del pensamiento de Keynes difiere de la de Ricardo, pero existe una similitud en cuanto a sus realizaciones intelectuales, ya que ambos construyeron una imponente estructura de pensamiento que, aunque abstracta y general, respondía a las condiciones de su época; ambos pensamientos estaban destinados a influir en la política de una forma que afectaría a la suerte de su propio país, por no decir a la del mundo, y estaban construidos mediante unas pocas variables que integraban las distintas partes del edificio.
Todos los escritos importantes de Keynes sobre economía estuvieron instigados por los problemas económicos de su época y fueron como intentos de desarrollar principios generales, de los que deducir soluciones para dichos problemas. Su primer libro Moneda india y finanzas de 1913, contiene un análisis del patrón monetario conocido en el nombre de gold-excange standard (patrón oro de cambio), bajo el que todos los países fijan su moneda con respecto a un país que siga el patrón oro. De este trabajo procede el interés de Keynes por la economía monetaria, que le duró toda su vida. El gran conocimiento que tenía del patrón oro de cambio, le colocó en una posición privilegiada cuando empezó a utilizarse este, ampliamente, en la década de 1920.
"Tratado sobre la reforma monetaria"
Obra escrita en 1923, en el período de entreguerras, tras los desórdenes monetarios que la I Guerra había dejado detrás de sí, contiene un ataque contra un objetivo, rompe con la larga tradición que consideraba como algo evidente por sí mismo la deseabilidad del patrón oro. En su opinión, las condiciones que habían apoyado al patrón oro en el siglo XIX había sufrido profundos cambios. Por otra parte, ensalzó el ideal de los precios estables, no siempre compatible con unas tasas de cambio también estables. Si hubiera que escoger entre unos precios estables y unas tasas de cambio estables, Keynes habría preferido los primeros. Señaló que un país que se somete a la disciplina del patrón oro compromete su libertad para seguir una política interior independiente. Si hay inflación en otro lugar cualquiera, y especialmente en una nación importante, ello será causa de que aquel país aumente su oro y de que la inflación se extienda también dentro de sus fronteras; la deflación en otro lugar del mundo, tendría los efectos opuestos. Las autoridades monetarias siguen de hecho, bajo el patrón oro, políticas que apoyan las operaciones de éste o que evitan algunas de sus consecuencias. Es decir, que el patrón oro no es automático, sino que requiere que se le dirija, es decir, que le ocurre lo mismo que si se llevara a cabo una política de dinero dirigido bajo la cual a las tasas de cambio les estaría permitido variar más libremente que si estuvieran adheridas al oro. Keynes publicó en aquella época un folleto, El fin del "Laissez Faire", que elevaba el debate a un más alto nivel y que ponía de manifiesto la necesidad de administrar y controlar la economía.
"Tratado sobre el dinero"
Obra en dos volúmenes que aparecieron en 1930. Contiene una exposición detallada de la teoría y de la política monetaria, su impacto fue limitado debido a que fue eclipsada por su Teoría general de 1936. La posterior dirección del pensamiento de Keynes está indicado por su actitud crítica frente a la teoría cuantitativa del dinero y la de los saldos en efectivo y por su apoyo a las teorías que estudian dicho tema desde el punto de vista de la renta. Para desarrollar una teoría de los precios y sin olvidar el tipo de interés, tomó como punto de partida, no la cantidad de dinero, sino el movimiento de las rentas monetarias ganadas por la producción de bienes de consumo y de bienes de capital y gastadas en el consumo y la inversión. En esta obra, Keynes intenta analizar la relación ahorro-inversión, relación que reaparecería, en forma diferente, en la Teoría general. Las aportaciones del Tratado son:
El análisis de los motivos para retener dinero,
La preferencia relativa del público por mantener sus haberes en una forma más o menos líquida, y
Los beneficios anticipados del nuevo capital.
Estas ideas alcanzaron plena madurez en la Teoría general, en la que la primera aparece con el título de clasificación de los motivos para conservar el dinero, la segunda, con el de preferencia por la liquidez y la tercera con el de eficacia marginal del capital. El Tratado no considera la función de consumo. Arroja luz sobre las relaciones existentes entre el dinero, los precios y los tipos de interés, pero no contiene una teoría de la determinación de la renta nacional, que sí se encuentra en la Teoría general. En esta obra, Keynes realiza una síntesis del Tratado y unía este análisis dentro del marco de una teoría de la producción.
En diferentes contextos, renueva su petición de dirección y control, y amplía la idea al campo internacional al proponer que se instaure una autoridad monetaria supranacional de un tipo similar a la organización creada en Bretton Woods 25 años más tarde. Reitera lo expresado en anteriores artículos periódicos, acerca de las indeseables consecuencias del movimiento incontrolado de capital a través de las fronteras internacionales. Señala que las inversiones en el extranjero se hacen como consecuencia de los que los tipos de interés sean más altos en el exterior. Pueden no conducir a ajustes en forma de mayores exportaciones de mercancías, debido a que el movimiento de éstas refleja disparidades más bien en cuanto a costes, que en cuanto a tipos de interés. Las inversiones en el exterior pueden ser causa de que suban los tipos de interés en el interior, pueden frustrar la reducción del desempleo en el interior y pueden requerir el asumir riesgos no garantizados. A fin de evitar la desviación de fondos de la inversión en el interior al exterior, Keynes sugiere condiciones diferentes para ambas, un subsidio en el primer caso y un impuesto en el segundo. Durante la década de 1930, se volvió también aprensivo respecto a los efectos del libre comercio sobre un país como Inglaterra que difícilmente equilibraba la balanza de pagos ya que sus importaciones superaban en gran medida a las exportaciones. Sugirió que en lugar de permitir verse forzada a una deflación o a una disminución de los salarios, debería llevar a cabo una política de protección mediante tarifas. En un artículo publicado en 1933 va más lejos, indicando que una política de mayor autosuficiencia y aislamiento económico podría reducir los costes de ajuste intolerables en caso contrario.
Entre las grandes figuras del pasado Keynes destaca a Malthus y a Jevons. Son los que más dejaron sentir su influencia sobre el trabajo de Keynes y con los que sus doctrinas o métodos estuvieron más hermanados.

"La teoría general"
La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, fue la obra cumbre de Keynes, publicada en 1936. La reacción inicial a este trabajo no fue universalmente favorable, pero gran parte de la esencia de su pensamiento pasó pronto a formar parte de la doctrina económica normalmente aceptada. Durante la II Guerra, publicó un pequeño tratado titulado Cómo pagar la guerra en 1940, en el que desarrolló el concepto del "bache inflacionista" propuso préstamos forzosos, unas veces descritos como ahorros forzosos y otras como pagos diferidos para financiar la guerra. Posteriormente representó a Inglaterra en la conferencia de Bretton Woods en 1944, en la que se debatió el proyecto de creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial y también en otras negociaciones internacionales. Abogó por una organización financiera internacional con importantes posibilidades de expansión monetaria. Su plan no fue adoptado en aquel momento pero sí llegó a realizarse parcialmente más tarde.
El capitalismo libera de la época moderna, que Smith había anunciado, cuya victoria había sido proclamada por Ricardo y que Marx había intentado destruir, fue transformado por Keynes. Cuando publicó esta obra el mundo estaba sufriendo todavía el masivo desempleo de la gran depresión. La desesperanza se extendía respecto a un orden económico que dejaba a tantos hombres sin trabajo. La economía política convencional aconsejaba nuevas deflaciones, bajas de salarios y restricciones presupuestarias, pero todos estos remedios demostraban no hacer sino agravar la enfermedad, en lugar de aliviarla. Se oían voces que anunciaban el derrumbamiento del capitalismo y que proclamaban el cumplimiento de las predicciones de Marx. Keynes indicó el camino para una solución diferente y su trabajo proporcionó un marco teórico que contenía tanto un diagnóstico de las enfermedades económicas principales de la época, como sugerencias para su curación. Su pensamiento fue conquistando gradualmente la opinión económica y, bajo su influencia, el pleno empleo se convirtió en un objetivo que fue explícitamente apoyado por los gobernantes de muchos países y buscado mediante las políticas propuestas por él. En las décadas que siguieron a la II Guerra, las depresiones se convirtieron en los países muy desarrollados en suaves y cortas recesiones, transformación que muchos observadores han atribuido a la efectividad de la economía keynesiana.
En la evolución del pensamiento de Keynes las ideas expresadas en la teoría general representan un desplazamiento desde la estabilización de los precios como objetivo de la política pública, a la estabilización de la renta y del empleo a altos niveles. La esencia de esta obra se puede resumir así: La renta nacional es igual a la suma de los gastos de consumo e inversión. Una renta nacional de subempleo indica que los gastos son deficientes. Entre los gastos de consumo e inversión, los de consumo son más pasivos y tienden a variar como respuesta a las variaciones de la renta. Las variaciones de la renta están originadas por las variaciones de la inversión, a las que reflejan en forma ampliada. El gasto de inversión está determinado por la relación existente entre la tasa de retribución de la inversión esperada y el tipo de interés. El tipo de interés refleja la preferencia del público por mantener parte de sus haberes en forma líquida. El gasto deficiente, es decir, insuficiente para generar el pleno empleo, puede ser aumentado mediante el estímulo del consumo y de la inversión. La inversión privada puede ser complementada mediante la inversión pública, o sea, por el gasto compensatorio de las autoridades públicas, que dará por resultado una "economía compensatoria" y la socialización parcial de la inversión.
Keynes construyó esta teoría con la ayuda de un instrumento analítico:
En primer lugar, la función de consumo o propensión al consumo, es decir, la relación funcional entre el consumo y la renta. Formulado en forma media o marginal y tiene su contraparte en la propensión al ahorro, siendo la suma de ambas propensiones igual a la renta o unidad. La relación entre el consumo y la renta se supone bastante estable, y no fija, y ello facilita las predicciones acerca de las cantidades que los consumidores desembolsarán de las diferentes e hipotéticas rentas.
En segundo lugar, el multiplicador, inversamente relacionado con el ahorro, y definido como el inverso de la propensión marginal al ahorro, el cual indica la forma que una variación de la inversión origina una variación múltiple del gasto de consumo y, por lo tanto, de la renta. Para una propensión al consumo determinada, el multiplicador hacía posible calcular las variaciones de la renta producidas por las variaciones de la inversión.
El tercer elemento del instrumento analítico de Keynes es la relación entre el ahorro y la inversión, considerada nuevamente en la Teoría general. En el tratado el ahorro y la inversión son considerados como desiguales, en ésta son descritos como iguales por definición, al ser descritos ambos cono la diferencia existente entre la renta y el consumo durante el mismo período. Sin afectar a la esencia del argumento de Keynes, muchos intérpretes de su pensamiento prefieren, sin embargo, una diferente formulación, en la que se distingue entre el ahorro ex- ante o planeado y el ahorro ex-post o realizado. En esta interpretación, mientras el ahorro expost es definido, al igual que la inversión, como la diferencia entre la renta y el consumo del mismo período, con lo que el ahorro y la inversión son por definición iguales entre sí, el ahorro exante es considerado como la diferencia entre el consumo de un período y la renta del período precedente. El ahorro ex- ante puede ser menor o mayor que la inversión; en el primer caso, la renta y el ahorro se elevarán consiguientemente durante los períodos siguientes hasta que el ahorro ex -ante, el ahorro ex-post y la inversión sean iguales entre sí cuando se alcance la renta de equilibrio. En el segundo caso, la renta, y con ella el ahorro, bajarán durante los períodos siguientes hasta que hayan descendido hasta el nivel de equilibrio.
La cuarta parte del instrumento analítico de Keynes lo constituye el incentivo a invertir, que refleja las variaciones de la eficacia marginal del capital o tasa de rendimiento esperada de las diferentes sumas de inversión, y el tipo de interés. Este análisis adjudica un lugar prominente al papel representado por las expectativas y subraya el carácter volatil de las inversiones, cuyas fluctuaciones afectarán a su vez, a la renta. Coordina la decisión de inversión con el cuerpo central de la teoría microeconómica al interpretar dicha decisión en función del principio de maximización. Si disminuyen los rendimientos marginales esperados, conforme aumentan las sumas dedicadas ala hipotética inversión, los rendimientos serán maximizados mediante un gasto de inversión cuya tasa marginal de rendimientos sea igual al tipo de interés. Si se realizan gastos mayores, el coste será superior a los rendimientos y si son menores los inversionistas no agotarán las oportunidades para conseguir rendimientos por encima del coste.
Keynes se adhiere a la teoría de la preferencia por la liquidez para interpretar el interés, teoría monetaria que explica el fenómeno en función del dinero, a diferencia de las teorías "reales", como la teoría de la preferencia de tiempo o la teoría del interés-productividad. Desde aquel punto de vista, el tipo de interés está relacionado funcionalmente con la cantidad de dinero en efectivo que el público desea retener disminuyendo los tipos de interés conforme suben los supuestos saldos en efectivo. La función de preferencia por la liquidez refleja los diversos motivos para retener dinero en efectivo: motivos de especulación inducen a los hombres a preferir el dinero en metálico a los valores cuando, en contraste con la opinión reinante en el mercado, esperan que los precios de los valores vayan a bajar o, lo que es lo mismo, que el tipo de interés vaya a subir. Las autoridades monetarias, al dotar al público de mayores saldos en efectivo, pueden hacer que el tipo de interés descienda, estimulando con ello un mayor volumen de inversión. La trampa de la liquidez, pone un límite a esta oportunidad porque una vez que el tipo de interés ha llegado a un nivel muy bajo, el posterior aumento de los saldos en efectivo no podrá ya seguir haciéndolo bajar. A este bajo nivel, los poseedores de valores creerán que lo único que puede esperarse es un aumento de los tipos de interés o una disminución de los precios de los valores, y estarán por ello, dispuestos a vender valores a las autoridades monetarias a los precios reinantes, a fin de mantener el tipo de interés como está. Por lo tanto, la pretensión de enfrentarse a una depresión mediante una política puramente monetaria puede resultar un fracaso y deberá recurrirse a la política fiscal.: obras públicas o reducciones de impuestos.